sábado, 17 de mayo de 2008

Feedback 360º, ¿herramienta valiosa o moda pasajera?

Desde el nacimiento de la moda del Feedback 360°, cada vez más organizaciones lo han implementado. Pero los resultados han sido dispares. ¿Es rentable el sistema?

Por Cristina Simón (Instituto de Empresa)

Una teoría sociológica afirma que un efecto perverso de las modas en la empresa es lo que se llama el "síndrome del nuevo rico".

Esto ocurre cuando aparece una nueva técnica de moda que las empresas incorporan porque "todo el mundo la tiene y nosotros no vamos a ser menos".

La función de recursos humanos no es ajena a este síndrome, especialmente en estos tiempos en los que todo parece poco para guerrear con éxito en esta aparente "batalla por el talento" que estamos viviendo.

Pues bien, una de las últimas tendencias que hemos visto en evaluación de desempeño (aunque cuenta ya con alguna década de existencia) es lo que se denomina "sistema 360º" o, desde mi punto de vista más correctamente, "evaluación multifuente".

La filosofía básica de estos sistemas es que la mejor forma de obtener una visión completa del desempeño del empleado es recabar la impresión de todos aquellos con quienes mantiene una interacción relevante para el rendimiento de sus funciones.

Dependiendo del puesto, podemos estar hablando de pares, colaboradores, clientes externos o internos, etc.

Uniendo estas valoraciones a la propia y a la del superior inmediato se persigue un tipo de visión "esférica" del comportamiento del evaluado, mucho más rica que la perspectiva tradicional y única del jefe.

Estemos o no de acuerdo con la necesidad de su existencia, lo cierto es que las evaluaciones de 360º se han implantado con resultados muy desiguales en las compañías.

Las filiales de las grandes multinacionales, que fueron las primeras en adoptar estas herramientas de forma masiva para los niveles de gestión, limitan ahora su uso a aquellos que voluntariamente deseen aplicarlas a efectos de desarrollo personal y las manejan en condiciones de confidencialidad absoluta (en muchos casos, gestionadas por proveedores externos que sólo hacen llegar un análisis general a la propia empresa).

Los empleados que han experimentado el uso de 360º se muestran, al menos, escépticos acerca de su validez, y en su mayoría más incómodos de tener que evaluar a sus compañeros que de ser ellos los sujetos de valoración.

¿Cómo valorar esta situación? ¿Aportan valor estos sistemas? ¿Vale la pena invertir en ellos?

Para centrar el problema, conviene separar la naturaleza de la técnica de sus problemas de implementación.

En un mundo cada vez más complejo, en el que la realidad tiene mucho de construcción social, abrir la empresa a la diversidad de opiniones supone un ejercicio de contacto y adaptación a la pluralidad que nos rodea.

La visión jerárquica de la organización es un mito del pasado en estos tiempos de democratización de los mecanismos de poder. Así, en principio, parecería normal que el profesional valorase su trabajo en función de esta complejidad.

Ahora bien, los inconvenientes provienen más bien de las condiciones de implementación de estas técnicas.

Los sistemas de evaluación de desempeño terminan cumpliendo (aunque no se pretenda) una importante función de comunicación en la empresa, que suele discurrir a través de canales informales.

Cuando se hace público que se implementará un sistema de este estilo, se disparan todo tipo de rumores y estereotipos entre los empleados (no olvidemos que "evaluación de desempeño" es sinónimo de "subida salarial", "promoción" o "bonus", todos ellos de gran importancia en el contrato psicológico del empleado).

Este hecho ya convierte el sistema en especialmente sensible desde el punto de vista del lanzamiento y la "venta interna".

Y por si fuera poco, un sistema 360º supone que el empleado cree someter elementos tan relevantes como los anteriores al criterio y opinión de otros más allá del jefe.

Esto supone un "costo social" importante para el evaluado, que se multiplica en culturas como las nuestras, mucho más pendientes de gestionar la imagen personal y de realizar comparaciones sociales que la anglosajona.

Evidentemente, como personas nos resulta incómodo traducir lo que ha sido un ciclo de trabajo (pero también de experiencias personales) en una cifra que pase a formar parte de nuestro expediente en el Sistema de Información corporativo.

No obstante, a pesar de todas estas dificultades y resistencias, en el fondo todos sabemos que algún procedimiento de evaluación (y, por tanto, de cuantificación simplista) es necesario.

Los sistemas multifuente se aproximan a la objetividad a través de la suma de distintas subjetividades, al ser una intersección de cómo nos ven aquellos que reciben el impacto de nuestras acciones y decisiones. Ésta es la fortaleza real del sistema, siempre y cuando la organización sepa hacer buen uso de ella.

En definitiva, la pregunta no debería ser si el 360º es útil o no... sino si nuestras compañías cumplen los requisitos para capitalizar la inversión.

Dos condiciones son necesarias para ello.

Una, que la cultura corporativa sea socialmente madura, sabiendo aplicar la crítica constructiva hacia los demás y asumiendo la propia.

Y dos, que la función de recursos humanos reconozca la complejidad del sistema, sepa venderla internamente y utilizarla únicamente a efectos de desarrollo personal de sus profesionales.

Sólo así, es posible superar la moda y, con ella, el efecto "nuevo rico".

Cristina Simón
Directora Académica del Centro de RRHH, IE Business School

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Marketing para principiantes: ¿qué es una estrategia de posicionamiento?

Capturar un mercado exige encontrar un sitio en la mente del consumidor. Veamos algunas características fundamentales de las estrategias de posicionamiento...
Por Marcela Seggiaro

Neil Armstrong fue el primer hombre en pisar la Luna. ¿Conoce usted al segundo? Nelson Mandela fue el primer presidente de raza negra de Sudáfrica. ¿Y el segundo?

Mary Kay fue la primera mujer en instalar el sistema de ventas puerta a puerta. ¿Y la segunda?

Richard Branson, presidente de Virgin, construyó la primera nave de turismo espacial comercial. ¿Quién será el segundo? ¿Acaso importa?

Tan sutil como la distancia entre el primero y el segundo en cruzar la línea de llegada en una carrera de caballos, puede ser la diferencia entre trascender y no trascender.

Llegar primeros nos asegura un lugar en la mente de los jugadores claves.

Y si no llegamos primero, la cuestión primordial no es convencer a los demás de que se tiene el mejor producto, sino crear una categoría en la que se pueda ser el primero.

En este sentido, resulta fundamental conocer los espacios ocupados, identificar oportunidades y crear nuevos niveles de valor para diferenciar el producto, teniendo en cuenta que lo que la mente recibe por primera vez se graba y no se borra.

Con esta estrategia, algunas empresas han sido enormemente exitosas en su posicionamiento a pesar de no haber llegado primeras al mercado.

Este fue el caso de, por ejemplo, 7-UP cuando hace más de 50 años lanzó su campaña inicial con el eslogan "el refresco sin cola", sobre la base de la competencia de Coca-Cola y Pepsi.

Ahora bien, ¿cómo identificar los impulsores de posicionamiento representativos de la imagen de la marca para generar espacios únicos en la mente de los clientes?

1) Investigación de mercado

En primer lugar, debemos saber dónde estamos ubicados, es decir, cuál es la percepción de la marca en el mercado, realizando un análisis de la demanda que mida especificaciones (características reales del producto) y suprafuncionalidad (percepciones diferenciales de la marca con respecto al estatus que proporciona).

Luego, es necesario identificar las marcas premium con mayor diferenciación percibida de acuerdo a la relación precio-especificaciones y suprafuncionalidad.

¿Cuáles tienen mayor participación de mercado? ¿Cuáles están posicionadas por precio? ¿Cuáles están construyendo la marca y se posicionan por especificaciones? ¿Cuáles están desposicionadas fuera del mapa perceptual?

2) Coherencia de la marca

A la hora de decidir cómo y dónde posicionarnos, debemos ser coherentes con la realidad del producto o servicio, y consistentes a lo largo del tiempo.

¿Tendría éxito Harley Davidson si lanzase un automóvil bajo el paraguas de la misma marca? Seguramente, no.

La percepción como fabricante de motos iría en detrimento de su condición de especialista en el ramo y perjudicaría la colocación del automóvil en el mercado.

De esta forma, definir lo que hacemos es tan importante como definir lo que NO haremos y hasta dónde llegaremos en la extensión de la línea para no perder la esencia de la marca.

3) Las decisiones de pricing

Las decisiones de pricing son clave a la hora de generar la diferenciación deseada. Así, ¿construiremos el valor del producto a partir del precio o el precio a través del valor del producto?

Las relaciones de precios percibidos no son lineales sino que, en general, son relativas a otros precios, al uso y la percepción de valor del producto.

El mercado genera un precio de referencia que suele ser más alto del rango promedio. Este es el precio de una muestra que mayor frecuencia de recordación presenta (lo que conocemos estadísticamente como "la moda").

Para cada producto, el cliente construye zonas de movimiento que miden la elasticidad con respecto a los cambios de precios entre un límite superior e inferior.

En este sentido, resulta fundamental entender la sensibilidad del cliente a los cambios: cómo segmenta la elección del producto, cómo sustituye ofertas y cómo percibe el valor del producto a través del precio, para posicionarnos mejor en la escala de elección.

Actualmente las interrelaciones de los mercados y la confluencia de información por diversos canales de comunicación han transformado las estrategias de posicionamiento en un concepto totalmente dinámico, donde resulta indispensable adaptarse, redefinirse, recrearse.

Para esto, es importante conocer cómo nos gustaría que nos vieran y cómo realmente nos ven desde afuera los otros jugadores.

Analizar el posicionamiento dinámicamente con investigaciones periódicas, nos permite detectar los efectos de los cambios en el mercado e identificar nuevas oportunidades para llegar primeros, abriendo ventanas estratégicas para la generación de ventajas competitivas.

Marcela Seggiaro

Consultora Líder de Marketing de Paradigma Sociedad de Soluciones. Licenciada en Economía, Master de Negocios en la Universidad Politécnica de Valencia. Profesora Titular Maestría de Negocios de la Universidad de Belgrano. Profesora Adjunta de la Universidad de Buenos Aires

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"¡Saquen una hoja!", el método policíaco de la evaluación del desempeño

Existen pocas cosas más pavorosas para un estudiante que cuando el profesor dice: "¡Saquen una hoja! ¡Prueba sorpresa!" Algo parecido sienten los empleados sometidos a los implacables sistemas de evaluación del desempeño...
Por Luis María Cravino

Primer acto: Tragedia

"¡Saquen un hoja!", brama el profesor. Los alumnos entran en pánico. ¡Prueba sorpresa! ¡Otra vez! Aquellos que estudiaron tendrán alguna chance. Algunos, imaginarán alguna oportunidad para copiarse. Otros, ya empiezan a resignarse.

Segundo acto: Drama

El joven profesor empieza su primer día de clases. Saluda, se presenta y entrega a cada alumno una fotocopia con las preguntas que tomará el última día. Los alumnos festejan.

Al día siguiente, el director del colegio reclama al joven profesor por el imprudente acto de facilitar las preguntas del examen. Sin dudas, alega, aquella conducta minará la moral del curso y el prestigio de la institución.

El profesor contesta: "todavía pensaba hacer una cosa peor". "¿Qué cosa podría ser peor?", indaga el director. Y el profesor remata: "durante el año, pienso dar las respuestas".

El profesor es inmediatamente reemplazado por otro que ingresa al aula, se presenta, y dice: "¡Saquen una hoja!"

Tercer acto: ¿Por qué la vida oscila entre el drama y la tragedia?

La evaluación del desempeño no es una herramienta novedosa de gestión. Tres siglos después de Cristo, el filósofo chino Sin Yu criticaba el sistema de evaluación del desempeño utilizado por la dinastía Wei para la administración pública del imperio. Según Yu, en aquel sistema "casi nadie es evaluado por sus méritos sino por la simpatía con su jefe". ¿Dejà vu?

Analicemos un poco. ¿Qué es la evaluación del desempeño?

Generalmente, se trata de un formulario que completa el jefe, calificando de manera parcial o global la forma en que ha trabajado un colaborador, lo que ha logrado y cómo lo ha logrado en un período determinado.

En muchas ocasiones, el empleado no sabe qué se evalúa o por qué se lo califica. A veces, ni siquiera el jefe lo sabe cuando completa una serie de cruces, que el área de Recursos Humanos se ocupa de ubicar dentro de una matriz o algoritmo para determinar, por ejemplo, que el empleado tuvo un desempeño de 7,87 puntos y de ese modo accederá al 78,70 por ciento del bono que se le había prometido.

Para algunos es magia. Para otros es vudú. Para la mayoría es pura burocracia. Para casi nadie es útil. Para nadie es un placer.

Así, no hace más de 15 años, surgió una nueva herramienta que comparte parte del nombre con la anterior, pero probablemente tenga poco en común: la "gestión del desempeño". Se trata de una herramienta más sofisticada que la evaluación de desempeño y por lo tanto su definición es más larga y trabajada:

• Es un proceso o sistema organizacional (no un formulario) complejo y holístico.

• Es una amalgama que integra la gestión del "qué lograr" (los objetivos) con el "cómo lograrlo" (las competencias).

• Es un ciclo continuo y repetitivo (no un evento temporal) de planificación, seguimiento, evaluación, mejora y nuevamente planificación, seguimiento, etc.

• Integra el desempeño individual con el organizacional alineando o construyendo vínculos entre ambos.

• Es una herramienta para planear y ejecutar acciones del desarrollo del colaborador tendientes a la mejora del cómo lograr aquello que se desea lograr.

• Provee información para la toma de decisiones en actos centrales de la gestión del capital humano, pero siempre dentro de un esquema de lógica borrosa.

• Orienta al individuo para que haga lo importante que tiene que hacer.

• Es un proceso de comunicación interactiva y permanente entre el jefe y el colaborador.

• Es un proceso intenso de comprensión y toma de conciencia que le permite al colaborador involucrarse activamente en la gestión de su propio desempeño y de esa manera contribuir al desempeño colectivo

Sigamos trabajando esta definición para facilitar su comprensión.

La gestión del desempeño es el proceso que comienza cuando jefe y colaborador se reúnen al inicio del año para consensuar qué es lo que el primero va a hacer y cómo lo va a hacer.

Cuando consensúan el establecimiento de criterios y mecanismos para seguir ese qué y ese cómo. Cuando, durante el año, analizan conjuntamente los avances a partir de esos criterios. Cuando a fin del ejercicio analizan por consenso los logros y las formas.

Cuando aprenden del pasado y descubren como mejorar el futuro y comprendiendo plenamente que el futuro es siempre más importante que el pasado. Cuando trabajan juntos. Cuando festejan juntos. Cuando analizan juntos. Cuando caminan juntos. Cuando dialogan. Cuando son creativos para pensar que todo se puede mejorar. Cuando sienten que están del mismo lado

Eso es la gestión del desempeño. Una filosofía para acordar, conversar, comprender, soñar, construir, crecer y mejorar.

Epílogo: Depende de nosotros


Cada uno, desde su rol, puede hacer algo para eliminar las pruebas sorpresas. Cada uno, desde su rol, puede hacer algo para que el joven profesor tenga la oportunidad de construir un mundo mejor.

Luis María Cravino

Director de AO Consulting S.A. Co-Director del Diplomado en Desarrollo Organizacional del ITBA. Autor de los libros "Un trabajo feliz" (2003) y "Medir lo importante" (2007). Ambos de Editorial Temas

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miércoles, 7 de mayo de 2008

La familia y la compañía conforman más que un negocio

El especialista John Davis asegura que esta combinación genera conflictos que no son los típicos del mundo corporativo. Cuáles son los más frecuentes


Las empresas familiares son grandes generadoras de riqueza y empleo. Muchas de ellas seguramente se convertirán en grandes conglomerados de mañana; de hecho, grandes compañías tuvieron un origen familiar y resulta interesante descubrir cómo estos núcleos pudieron plasmar sus ideales y convertirse en gigantes industriales.


Ford, IBM, Microsoft y Amway empezaron como familiares y consiguieron éxito y reconocimiento internacional. Bimbo es el mejor exponente de una empresa familiar que escala grandes posiciones en Latinoamérica, pero no el único. A lo largo de estos últimos diez años se han consolidado millones de casos.

Sin embargo, muchos otros se quedaron en el camino.

Según un informe realizado por la Escuela de Negocios de Harvard, las empresas familiares representan dos tercios del total mundial de compañías.

A su vez éstas constituyen entre el 80% y el 90% del tejido económico estadounidense, representando aproximadamente el 50% del PBI y el 60% del empleo. Más aún, el 37% de las compañías que integran la lista Fortune 500 son empresas familiares.

Enfrentar los problemas familiares

El nepotismo, la rivalidad entre hermanos y la aceptación de cabezas ajenas al núcleo familiar de la firma suelen ser los problemas más frecuentes de las empresas familiares, especialmente cuando son pequeñas. De ahí que, si logran superarse, la práctica familiar suela ser exitosa.

Por lo general, tienden a percibirse tres problemas típicos:

  • Son especialmente vulnerables a los problemas familiares.

  • Son poco profesionales en la gestión.

  • Son conservadoras en la toma de decisiones de negocios.

Además, por otro lado una de las principales causas de fracaso es la falta de comunicación, planificación y discrepancia. Para evitar que estos problemas hagan colapsar el negocio, una de las claves radica en capacitar a la siguiente generación, es decir, aprender a delegar a tiempo y preparar a cada miembro de la familia para la toma de decisiones acertada y segura. Claro que los conflictos resultan inevitables debido a la superposición familia- empresa, pero pueden reducirse.

Por ejemplo, dos hermanos que trabajaban en una firma a la cual asesoré, tenían personalidades y capacidades muy distintas. Esa circunstancia puede ser una ventaja si se logra la complementación; pero, en la empresa en cuestión, la rivalidad repercutía en la toma de decisiones, y algunas medidas se posponían indefinidamente.

Ahora bien, ¿cómo se resuelve el dilema si dos hermanos son dueños en partes iguales y ambos quieren trabajar en la compañía? Cuando el conflicto no es agudo y los involucrados están dispuestos a encontrar una solución, les recomendaría que contraten a un consultor profesional y, posiblemente, también que deriven las decisiones críticas al directorio, asesores externos o al consejo de familia.

Así, la gestión de la empresa no sufrirá interrupciones.

El consejo de familia

El consejo de familia tiene su origen en la tradición de firmas europeas de varias generaciones. Para mantener la cohesión familiar y evitar que los problemas domésticos perjudicaran a la empresa, muchas de ellas crearon un organismo en el que ciertos miembros de la familia representan los intereses del conjunto: piden informes sobre la evolución de la compañía, expresan las necesidades del grupo familiar y buscan la manera de resolver los problemas internos para que no se trasladen al negocio.

Además, el consejo se encarga de diseñar políticas para preservar los intereses a largo plazo y las somete a consideración de la dirección. Su composición varía; en las compañías de primera y segunda generación, por ejemplo, los integrantes suelen ser, en general, el propietario-gerente, su cónyuge y los hijos mayores de edad, con sus respectivos cónyuges. Algunas familias optan por incluir a parientes políticos como miembros permanentes; otras prefieren que intervengan sólo en determinados asuntos.

La ventaja de que participen los parientes políticos es que disminuyen las probabilidades de que aparezcan triángulos familiares nocivos; la desventaja es que, en los grupos más numerosos, aumenta considerablemente el tamaño del consejo y su eficacia disminuye.

Los consejos que logran los mejores resultados establecen y cumplen un cronograma de reuniones regulares, cuya frecuencia va de dos a cuatro veces al año. Lo más recomendable es celebrar las reuniones fuera de la empresa y del hogar, para reducir al mínimo las interrupciones.

A veces conviene analizar algunos temas en subgrupos antes de discutirlos en conjunto. Por ejemplo, los miembros de la primera generación por un lado, y los de la segunda por el otro. Además, los consejos eficaces se caracterizan por responsabilidades de dirección claramente delineadas; en general, uno de los líderes de la familia preside el consejo. Y también se distinguen porque no vacilan en recurrir a asesores externos cuando lo consideran necesario, en especial en las primeras etapas de formación del consejo. Un último punto es que organizan sus actividades en un “plan de familia”.

Plan de familia

La mayoría de ellos tiene cuatro partes: la historia de la familia, una visión del futuro, la declaración de misión y un plan de acción. Escribir una historia de la familia, a partir de los registros y anécdotas de sus integrantes, es uno de los mejores proyectos iniciales del consejo de familia porque destaca la identidad familiar y les recuerda a todos el legado heredado. Además, es el mejor instrumento para integrar y educar a los nuevos miembros y a los más jóvenes. La visión del futuro es la parte formal del plan: representa la imagen de la empresa para los próximos cinco o diez años.

En general, los parientes discuten el futuro que desean para su familia y para la empresa. Esta sección se vincula con la siguiente, la declaración de la misión, que incluye los valores éticos de la familia y su opinión acerca del papel de la empresa en la comunidad, entre otros temas. Por último, el plan de acción detalla medidas concretas vinculadas con las actividades de los miembros de la familia y diseña procesos o fija pautas para resolver o suavizar los eventuales conflictos y mejorar la comunicación entre los miembros de la familia.

La imagen

La empresa familiar cuenta con una buena imagen pública, ya que es percibida como capaz de establecer relaciones de confianza con sus clientes, empleados, comunidades en las que opera y sectores implicados en su actividad. A la vez, se la ve como una compañía que está regida por valores que van más allá de los criterios habituales de adaptación a los mercados en los que se maneja, como son los económicos y empresariales.

De todos modos, si bien son percibidas como empresas nobles, no pierden su costado competitivo; de hecho, el conocimiento del sector es un atributo fundamental con el que cuentan muchas empresas familiares.

Por John Davis Fuente: Infobae.com

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El abc de las empresas familiares, según John Davis

El fundador del Owner Managed Business Institute habló con infobaeprofesional sobre los principales desafíos que deben enfrentar los negocios de familia.


El binomio familia y negocios no suele ser sencillo de manejar. Sin embargo, las empresas familiares proliferan en el mundo, y en muchos países hasta constituyen el principal motor de su economía. En la Argentina se calcula que el 80% de las compañías son de carácter familiar y que este tipo de firmas generan cerca del 70% del empleo del país.

Cómo evitar conflictos y de qué forma sobrevivir en el tiempo suelen ser los mayores interrogantes que circundan a esta clase de firmas. Y justamente esas, fueron algunas de las preguntas que el gurú de las empresas familiares, John Davis, procuró responder durante una entrevista con infobaeprofesional en su paso por Buenos Aires para participar del Programa Especial de Gestión de Empresas Familiares organizado por HSM.

Según aclara el coautor del best-seller Generation to Generation: Life Cycles of the Family Business, existen múltiples aspectos por los cuales el manejo de las empresas familiares representa un reto mucho mayor que el de otro tipo de organizaciones.

Entre las principales causas de conflicto que vuelven a los negocios familiares más vulnerables, Davis distingue tres factores fundamentales:

  • El deseo de evitar conflictos dentro de la familia, vedando la discusión de ciertos temas;
  • la energía natural de la familia de tratar de creer que todo el mundo es útil;
  • y la tendencia tradicionalista de las familias de querer hacer las cosas de la manera en que siempre se han hecho.

Para lograr que una empresa familiar sea exitosa, el especialista afirma que se necesita ser capaz de dirigir y disciplinar a la familia de forma tal que su comportamiento natural esté alineado con el manejo profesional del negocio.

El socio fundador y vicepresidente del Owner Managed Business Institute señala que un factor que contribuye a que este tipo de compañías alcancen el éxito, es que la familia cuente con un fuerte conocimiento y confianza en sus posibilidades.

Creencias y realidades
Según Davis, suelen existir ciertos prejuicios acerca de la competencia y capacidad de desarrollo de las empresas familiares, que contrastan con la realidad de este tipo de compañías.

“Hay una creencia errónea de que los negocios familiares son inferiores. Sin embargo, en general, la combinación de familia y negocios funciona muy bien. En promedio, los negocios familiares tienen un mejor desempeño que el resto”, afirma el gurú durante la charla con infobaeprofesional.com.

Un hecho irrefutable, avalado por numerosos estudios y estadísticas, es que sólo el 30% de las empresas familiares sobrevive a la segunda generación y apenas el 7% a la tercera.

Es que la incorporación de las nuevas generaciones, el traspaso del liderazgo y la sucesión, suelen los aspectos más difíciles de enfrentar para la mayoría de las empresas familiares.

Davis resume el problema con un ejemplo: “Trabajaste en algo toda tu vida, por lo tanto no sólo es tu trabajo sino también tu identidad. Lo amás y mucha de tu satisfacción en la vida proviene de ahí. De repente se supone que tenés que alejarte y dejarlo a tus hijos; y a veces pensás que van a poder manejarlo y otras no. Es un dilema para mucha gente. Pero la verdad es que nada dura para siempre, y a menos que tengamos gente en la que poder delegar ese liderazgo que ejercimos por tanto tiempo, la empresa tampoco va a perdurar”.

Otro de los inconvenientes que suele generarse en las empresas familiares es la pérdida del espíritu emprendedor gracias al cual fueron fundadas.

“El espíritu emprendedor está vinculado al deseo de crear nueva actividad. Hacer eso requiere de una actitud especial, y es necesario nutrir esa actitud en la siguiente generación. La siguiente generación tiene que tener espacio para crear esa nueva actividad”, señala el especialista.

Sin embargo, aclara, la primera generación siempre espera que la siguiente se mantenga leal a la creación original y no le permite desarrollar sus propias actividades o introducir modificaciones sustanciales en la empresa.

“Lo que se ve en general es que el espíritu emprendedor se saltea generaciones. Es la tercera generación la que vuelve a ser emprendedora. Pero no estoy seguro de que se pueda esperar a la tercera generación para ser emprendedor nuevamente. Cada generación debe estar abierta a que sus sucesores generen nueva actividad y sean emprendedores”, afirma Davis.

Retos y recomendaciones
Uno de los principales desafíos que deben enfrentar las empresas familiares en la actualidad es la creciente globalización de la economía, señala Davis.

“El mundo de la economía está volviéndose muy global, lo que significa que hay muchas más oportunidades para las compañías. Hoy cualquier empresa que opera en Buenos Aires puede vendar a Inglaterra e incluso comprar parte de su materia prima en China. Pero también significa que hay muchas más compañías que pueden hacer lo mismo. La cantidad de competidores crece y te obliga a ser más agresivo a la hora de competir, porque no sólo estás compitiendo con empresas locales sino con firmas de todo el mundo”, explica.
¿Qué consejo le daría a alguien que quiere iniciar un negocio familiar?, le preguntó infobaeprofesional a Davis.

-Dos cosas son responsables del fracaso de un negocio: no conocer el mercado y no tener suficiente capital. Si alguien está pensando en comenzar un negocio, tiene que asegurarse de que entiende bien el mercado al cual le va a vender y que tiene dinero suficiente para sobrevivir por un tiempo. En lo que respecta a la familia, lo importante es dejar las cosas en claro desde un principio, aclarar que esta es una actividad importante para toda la familia y que es necesario que todos traten de ayudar en lo que puedan, porque si el negocio crece y es exitoso todos se van a beneficiar de ella en cierta medida. Es preciso establecer las expectativas correctas de antemano.

Fuente: Infobae.com

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