domingo, 28 de junio de 2009

El Directorio, visto por el fundador de una empresa familiar


La instauración de un Directorio es una gran forma de mejorar el gobierno de una empresa familiar. Sin embargo, dar este paso no siempre resulta sencillo para el fundador...

Por Alfonso Chiner

Cuando una empresa familiar se plantea el paso del fundador a la segunda generación, es conveniente iniciar y desarrollar la función de gobierno separada de la gestión diaria a través de un órgano colegiado, es decir, de un Directorio.

Jaime, que había creado y desarrollado con éxito una empresa a lo largo de las últimas décadas, era muy consciente de ello, pero ahora que llegaba el momento de hacerlo, se daba cuenta de que no le iba a resultar fácil.

Si se decidía a crear el Directorio, el resto de miembros de la familia querrían que él lo presidiera, y eso suponía enfrentarse a un cambio significativo en sus hábitos de toma de decisiones.

De un modelo personalista en decidir y ejecutar debería adaptarse, o al menos apoyar y "tolerar", un modelo en el que el grupo de directores (actuando como equipo) tomarían las decisiones de gobierno.

No sería fácil lograr el equilibrio entre su liderazgo y el respeto a las decisiones de grupo, pero era consciente de que era un esfuerzo necesario para conseguir el buen funcionamiento de la empresa familiar.

Sin embargo, este cambio de hábito le generaba incomodidad...

Comentó sus preocupaciones con su amigo Pedro, que se había visto algunos años atrás en la misma tesitura. Mientras tomaban un café, su amigo le recomendó: "Jaime, no te tomes esto como una crítica al pasado, sino como una nueva etapa en el proceso de sucesión, que siempre has querido planificar y organizar. No es que quieran cuestionar tus decisiones, se trata de formalizar un proceso. Tus hijos te lo agradecerán, cuando se incorporen al negocio".

Los argumentos sonaban convincentes y Jaime decidió seguir pensando en ello con calma.

Días después, en un almuerzo de trabajo, uno de los empresarios asistentes defendió la utilidad de incorporar asesores externos al Directorio. Aseguraba que la colaboración de directores externos, aunque no es fácil de aceptar, podía ayudar a conducir el proceso de sucesión con rigor y formalidad. El objetivo es dotar al Directorio de todo su potencial y permitirle aportar todo su valor.

Otro de los comensales añadió que los externos deben ser impulsores de la no autocomplacencia y aportar libremente su experiencia y criterio en sus opiniones aunque no coincidan con las del fundador-presidente:

"Si existen unos vínculos de amistad o familiaridad excesivos entre el fundador-presidente y los directores externos, el efecto puede desvirtuarse. Entonces, su aporte de valor al proceso sería menor y más lento", advirtió otro de ellos, que recomendaba una etapa de adaptación para potenciar el hábito de escuchar, argumentar, debatir y convencer, y así llegar a consensuar decisiones.

Jaime salió de ese almuerzo algo confundido. Gestionar la lógica discrepancia de opiniones como algo positivo para conformar criterios no siempre es fácil, pensó. Sobre todo cuando en el Directorio conviven diferentes generaciones (y, en ocasiones, varias ramas familiares).

Con frecuencia, las opiniones contrarias se interpretan como críticas a lo hecho anteriormente y, entonces, se pierde la focalización estratégica para avanzar en el futuro.

"Llevará tiempo, esfuerzo y ciertas dosis de generosidad personal, alcanzar una velocidad de crucero en el funcionamiento adecuado del Directorio como equipo de gobierno", se dijo Jaime a sí mismo.

Sin duda, también ayudaría disponer de una clara definición de qué funciones y responsabilidades corresponden al Directorio y cuáles al equipo ejecutivo que gestiona el día a día.

Durante muchos años (y con un éxito considerable), había decidido y ejecutado a la vez sus propias decisiones. Pero también debía comprender y aceptar que, aunque él probablemente no necesitaría nunca un Directorio para gobernar su empresa, resultaba muy conveniente que posibilitara y apoyase el desarrollo de este órgano de gobierno porque las siguientes generaciones sí lo necesitarían, para dar continuidad y sostenibilidad al negocio familiar.

Tras todas estas reflexiones, Jaime decidió que valía la pena crear el Directorio y que estaba dispuesto a presidirlo. "Al menos hay que intentarlo", se dijo.

Así, este caso nos brinda algunos interrogantes para reflexionar sobre el gobierno de las empresas familiares:

1) ¿Cómo ayudar al fundador a entender que, aunque para él quizás no sea necesario disponer de un órgano de gobierno como tal, sí lo es para las siguientes generaciones?

2) ¿Puede resultar útil tratar este tema enmarcándolo en un plan de sucesión que contemple adónde se va y qué se pretende conseguir?

3) Dependiendo del momento generacional de la familia propietaria y del tipo de empresa familiar, ¿cuándo es el momento adecuado para iniciar un sistema de gobierno colegiado?

4) Disponer de normas de funcionamiento del propio Directorio, ¿puede facilitar el proceso de consolidación de la función de gobierno?

Alfonso Chiner
Colaborador Científico del Departamento de Dirección Estratégica del IESE Business School y miembro de la Cátedra de Empresa Familiar

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viernes, 26 de junio de 2009

A qué herramientas de management los ejecutivos deben “pasarle el plumero”

Para navegar las aguas que corren por estos días, los directivos argentinos tienen que desempolvar competencias de liderazgo y emocionales que, por los años de bonanza económica, habían quedado en desuso. Desde Korn/Ferry revelan "los requisitos" necesarios para estar al frente de una compañía


A qué herramientas de management los ejecutivos deben “pasarle el plumero”

Para navegar las aguas que corren por estos días o bailar al compás de la música de la coyuntura económica-financiera mundial, los ejecutivos argentinos deben “pasarle el plumero” a varias competencias de management que, por los años de bonanza económica, habían quedado en desuso.


Según investigaciones realizadas en la consultora internacional Korn /Ferry y expuestas por su director regional Francisco Moreno (en la foto) en el marco de la HR Summit celebrada días atrás en Buenos Aires, el actual contexto “disruptivo” demanda competencias de management y emocionales completamente diferentes a las que los líderes estaban acostumbrados.

En principio, un manager debe saber establecer un mapa de largo plazo pero al mismo tiempo tener habilidad para encarar jugadas tácticas o rápidas. A su vez -manifestó Moreno- ser lo suficientemente flexible y “saber manejar la paradoja, es decir, entender que las soluciones no siempre son blanco o negro y que las organizaciones y la gente quieren y a la vez no quieren cambiar.”

Pero todo esto no es suficiente: hoy para un CEO cobra vital importancia tener una buena dosis de lo que Moreno llama “coraje gerencial”, que no es otra cosa que adoptar un escenario y actuar en consecuencia.

“Por último, aunque haya gente que se ría cuando decimos que es una competencia de management, es fundamental el humor, o sea, poder tomar las cosas con el sentido de gravedad adecuado. Un líder debe contar con la capacidad de reírse de la situaciones y de sí mismo, no tomándose todo demasiado en serio”, destacó el director regional de Korn/Ferry.

En cuanto a las competencias emocionales, durante el encuentro para líderes de Recursos Humanos organizado por el grupo Conocimiento & Dirección (C&D), Moreno resaltó:
  • La resiliencia, es decir, la capacidad de perseverar en situaciones que pueden ser frustrantes o que no avanzan. (Ver nota: Cuál es el nuevo tipo de líder capaz de enfrentar con éxito la crisis)

  • La tolerancia a la ambigüedad como capacidad para manejar la incertidumbre

  • La diversidad

  • Y la compostura o habilidad para mantenerse calmo en situaciones críticas.

Por estos días, los teléfonos de las oficinas regionales de Korn/Ferry suenan en busca de ayuda para trabajar con los líderes para que éstos logren tener una visión optimista de la situación, entiendan cuál es su rol como contenedores de equipos en la organización y desarrollen las capacidades necesarias para navegar este tipo de situaciones.

El motivo, básicamente, es que ante un cambio disruptivo es muy probable que las relaciones con los stakeholders cambien de manera sustancial.



Crisis no, cambios disruptivos si
Además de optimista, Moreno piensa estratégicamente. En su opinión, “los momentos de grandes problemas y cambios disruptivos son oportunos para adquirir compañías, redefinir la relación con los consumidores, renegociar los márgenes con los canales de distribución o redefinir el contrato con los empleados.”

No obstante, el ejecutivo de Korn/Ferry resaltó que “para poder hacer esto hay que dejar de hablar de crisis y más bien pensar la situación actual como un cambio disruptivo, es decir, en una ruptura en la manera de hacer las cosas en la que las viejas fórmulas dejan de funcionar y hay que repensar las relaciones con consumidores, empleados, gobierno y proveedores.”

Asimismo– continúo Moreno- “hablar de crisis siempre nos lleva al pesimismo, algo que no despierta las posibilidades creativas, la proactividad y qué hacer frente a la nueva situación.”

Así, la situación propone un escenario para el crecimiento de las empresas. Un ejemplo son los casos de las multilatinas Cemex, Petrobras y Lan, entre otras, que capitalizaron los momentos de cambios disruptivos que se fueron dando en los distintos países.

“En la Argentina post crisis de 2011 hubo una serie de empresas que supieron ver las oportunidades y salieron favorecidas, pero las brasileñas fueron más decididas y adquirieron posiciones en sectores claves como Acindar, Loma Negra, todas industrias en las que nuestro país puede tener alguna ventaja competitiva a largo plazo”, disparó Moreno en la HR Summit.

Cambiar la máquina de café no es la solución
Para el ejecutivo, “la mayoría de las empresas está tomando medidas del estilo de hacer lo mismo con menos, es decir, achicar algunas áreas, cambiar la máquina de café o controlar que nadie saque más fotocopias de las tareas escolares de sus hijos. Pero esto no sirve para navegar la crisis porque con este tipo de medidas no van a poder capitalizar las oportunidades que se vayan dando.”

La solución –prosiguió el directivo de Korn/Ferry- no está en repetir viejas fórmulas sino en borrar y volver a escuchar cuáles son “los ritmos que nos propone el nuevo escenario”.

Y, en este punto, Moreno no dudó en señalar que los managers argentinos están "más que preparados" para navegar este tipo de situaciones. Y fue más lejos: su “teoría” es que están preparados “en exceso” y que ya están tan cómodos en este fenómeno de reaccionar ante un estímulo que no pueden parar de actuar así y comprender que las cosas no deben ser de esa manera.

Y si bien los líderes locales saben sobremanera cómo lidiar con la incertidumbre y cómo dar batalla en contextos adversos, el ejercicio de hacer tres o cuatro escenarios no sirve para pensar y diseñar una estrategia que sea exitosa.

“Los altos ejecutivos tienen que elegir un escenario, mantener la calma, conservar los activos, rediseñar los portafolios de productos para adaptarnos a un nuevo consumidor, y ver de donde se pueden sacar nuevos consumidores, por ejemplo, exportando”, recomendó.

Si bien no es una tarea fácil, tampoco es imposible. Claro que para transitar con éxito ese sendero y redefinir las relaciones de la empresa de una manera completamente nueva, de los managers requieren aptitudes pero también actitudes, porque si son pesimistas o fatalistas automáticamente terminan en la pasividad.


Cecilia Novoa
© iProfesional.com

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miércoles, 24 de junio de 2009

Una acalorada pelea entre empleados dejó a la empresa pagando los daños

Un altercado entre dos trabajadores, que se gestó en el comedor de una oficina, culminó en tribunales con altos costos no sólo para el agresor, sino también para la compañía. Expertos consultados por iProfesional.com explicaron qué hacer para limitar esta responsabilidad
Una acalorada pelea entre empleados dejó a la empresa pagando los daños

La crisis encuentra siempre un rincón donde germinar. Más cuando los ánimos de las personas se muestran caldeados por el estrés laboral que crece al mismo ritmo de los despidos y suspensiones.

Puntos Importantes
  • Los camaristas de la Sala M condenaron a la empresa codemandada (Disco) a responder por el hecho ilícito cometido por su dependiente
  • Expertos consultados recomendaron estrategias para evitar este tipo de condenas que pueden llegar a recargar los exigidos bolsillos empresarios
  • Es un fallo atípico y llamativo, ya que resulta poco habitual que se acuda a la justicia civil para este tipo de reclamos

Es por eso que un simple entredicho entre empleados, en este caso en el ámbito del comedor de una empresa, puede disparar una pelea para alquilar balcones, condimentada con golpes de puño e insultos.

Pero la anécdota no se agotó en una disputa, una nariz partida y dos despidos, sino que mereció la intervención de la Justicia que señaló a la empresa como responsable de los daños cometidos por el dependiente y le impuso el desembolso de $11.400.

Los expertos consultados por iProfesional.com recomendaron estrategias para evitar este tipo de condenas que pueden llegar a recargar los exigidos bolsillos empresarios.

Casi al unísono, destacaron la importancia de implementar reglamentos internos, códigos de conducta o manuales de ética que fortalezcan las obligaciones y deberes de los empleados; pero que, sobre todo, eximan a la compañía de la culpa del trabajador cuando se pueda probar que el accionar fue contrario a las pautas impuestas por el empleador.

"Es conveniente, en casos similares, acreditar que el provocador del daño por el cual se reclama fue sancionado por tal motivo y, además, que se brinda una capacitación sobre este tipo de comportamientos y procesos de quejas", aconsejó Marcelo Aquino, socio de Baker & Mac Kenzie. En tal supuesto, agregó, "se hubiera podido eximir a la empresa de la culpa de su dependiente ya que se tendría por probado que el accionar de este último fue en contra de las reglas señaladas por su empleador”.

Para Aquino, la condena no obedece a que la empresa hubiera ordenado al empleado la agresión, pero, conforme los términos y alcances del art. 1113 del Código Civil (CC), se consideró responsable por la culpa en el accidente de trabajo del dependiente.

“Es un fallo atípico y llamativo, ya que resulta poco habitual que se acuda a la justicia civil para este tipo de reclamos y, también, que se invoque la responsabilidad de la compañía, por el artículo 1113 del CC, para pretender un resarcimiento por parte de un ex trabajador despedido que participó en una riña con motivo y en ocasión del trabajo”, señaló Héctor García, socio de García, Perez Boiani & Asociados.

“Es por ello que no se debe perder de vista que el prisma para el juzgamiento de los hechos y el derecho en pugna es propio de la justicia civil y no de la laboral, como primera consideración”, anticipó García.

Para el experto, del fallo se desprende que la firma Disco S.A. como codemandada no consiguió acreditar la culpa del hecho en cabeza de la víctima, que en este caso sería el empleado lesionado en la pelea.

“Estamos ante una problemática más de orden casuístico que jurídico, ello sin perder de vista que el artículo 75 de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT) le impone a todo empleador cumplir con el “deber de seguridad” respecto de la integridad psicofísica de cada uno de sus trabajadores.

“Quizás, en esta situación, no haber discriminado quién fue que inició la agresión y limitarse a despedir a los dos trabajadores, resultó crucial”, opinó el socio de García, Perez Boiani & Asociados.

Para Aquino, “no es alocado que una empresa se haga responsable cuando sucede esta situación dentro del establecimiento, pero hay que ver en qué circunstancias se ha dado”, evaluó y agregó, en consonancia con las palabras de García, que se trata de una problemática relacionada con lo casuístico.

Cambio de rumbo jurisprudencial
“Hace más de una década, cuando se producía una riña en el ámbito de trabajo, la jurisprudencia laboral no dudaba en considerar que era causal de despido justificado respecto de todos los que participaron en ella”, aclaró García.

Sin embargo, destacó el experto, en estos últimos años esa tendencia fue modificándose y la justicia laboral exige que el empleador distinga y que ejerza su poder disciplinario de modo diferenciado entre el victimario y la víctima; algo que en este caso no se hizo.

Para ahorrar culpas, reglas claras y armonía laboral
“Cada día cobra mayor y vital importancia la implementación de reglamentos internos, códigos de conducta o manuales de ética que fortalezcan las obligaciones y deberes de los empleados como garantes de un clima de apropiada convivencia laboral y armonización del ámbito de trabajo”, aconsejó el especialista en derecho laboral.

En la misma línea, Aquino señaló como conveniente, en casos similares, acreditar que el agresor -provocador- del daño por el cual se reclama fue sancionado por tal motivo y, además, que se brinda una capacitación sobre comportamiento y procesos de quejas.

“En tal supuesto, se hubiera podido eximir a la empresa de la culpa de su dependiente ya que se tendría por probado que el accionar de este último fue contrario a las pautas indicadas por su empleador”, detalló.

“Hay que ser particularmente cuidadosos y diligentes en la producción de la prueba para tratar de minimizar la responsabilidad del empleador”, aportó Paula Oviedo, del Estudio Negri, Teijeiro & Asociados.

“En el caso, el juzgado valoró en contra de la empresa el hecho de que no fueran a declarar todos los testigos propuestos -sólo dos-; lo considero excesivo”, apuntó.

La pelea que llegó a tribunales
En la causa S. M. c/Q. H. y otro s/daños y perjuicios”, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, decidió hacer lugar al reclamo de un empleado que había sufrido lesiones a raíz de un pelea con un compañero de trabajo, en oportunidad en que el mismo se encontraba cumpliendo con sus funciones.

Los camaristas de la Sala M condenaron a la empresa codemandada (Disco SA) a responder por el hecho ilícito cometido por su dependiente porque la consideraron responsable por el daño causado por su empleado en los términos del artículo 1113 del Código Civil.

“Actualmente, prevalece la tesis amplia de admisión de la responsabilidad del principal por la conducta de su dependiente”, indicó Oviedo.

“Basta que el daño haya sido provocado con motivo del trabajo del dependiente que lo causó, no es necesario que ello hubiera ocurrido en ejercicio regular de su cargo o por orden de la empresa”, agregó la abogada.

En la causa se comprobó la relación de dependencia mantenida entre el agresor y la compañía, así como que el daño provocado había ocurrido en ocasión o en circunstancias de la función encomendada, debido a que ocurrió en el horario y en el lugar de trabajo.

Los jueces Mabel De los Santos, Carlos Raúl Ponce y Elisa M. Díaz de Vivar entendieron que, no habiéndose podido demostrar culpa de la víctima, la cual había alegado Disco para no responder junto al otro demandado, el empleador debía responder por los daños causados por su dependiente.

Así fue como condenó a Disco a pagar por incapacidad física sobreviniente $8.000, gastos de medicamentos $400, por el daño psicológico que marcó a la víctima y por el daño moral $3.000.

Además, de acuerdo a los fundamentos del fallo, no fue necesario que el dependiente produjera el daño en ejercicio regular y reglamentario de su cargo, sino que bastaba que lo hubiera sido "con motivo de su trabajo".

En la sentencia se lee: “A partir de la reforma introducida por la Ley 17.711 (…) se admite la responsabilidad del comitente o principal, aún cuando el hecho dañoso se hubiere producido `con ocasión´de sus funciones".

Los hechos
Los dos empleados se encontraban en el comedor y uno de ellos era el encargado de distribuir el almuerzo para el personal del sector. Al momento de repartirle su ración de comida al otro empleado en discordia, éste último se mostró disconforme con la cantidad por ser pequeña y fue entonces cuando comenzaron los insultos y golpes de puño, que terminó con uno de ellos -el demandante- lesionado, con una fractura de tabique nasal.

Fue así que, luego del desafortunado suceso, la empresa resolvió el despido de ambos.

Victoria Pérez Zabala
©iProfesional.com

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martes, 2 de junio de 2009

¿Qué clase de líder es más eficaz en un contexto de crisis?


Cuando llega la crisis y los procedimientos normales no ofrecen respuestas, las acciones y actitudes de los líderes pueden hacer toda la diferencia entre una solución satisfactoria o una escalada de los problemas. Así, ¿cuál es el perfil del líder ideal tiempos de tormenta?


Uno de los primeros efectos de una crisis sobre el equipo directivo es la pérdida de perspectiva. En medio de la velocidad con que se precipitan los hechos, se vuelve difícil identificar prioridades y tomar decisiones.

Y, en su búsqueda de una solución, los directivos suelen encontrarse con que sus prácticas habituales no son de gran ayuda. En efecto, las reglas, las políticas, los procedimientos, las estructuras y los procesos fueron creados para mantener el orden y gestionar en momentos de normal curso del negocio.

Además, los ejecutivos son víctima de una serie de emociones que "tiran" en diferentes direcciones y generan un marco de estrés agudo.

Por todos estos motivos, es frecuente que, ante el surgimiento de una situación crítica, los líderes de las organizaciones tomen decisiones que no sólo no sirven para encontrar una salida sino que hasta acaban agravando la situación.

Un ejemplo de pésimo manejo de crisis fue la respuesta del CEO de Exxon ante el desastre ambiental conocido como Exxon Valdez.

En marzo de 1989, el buque petrolero Exxon Valdez encalló en Alaska, derramando 42.000 toneladas de crudo y contaminando 2.000 kilómetros de costa. El acontecimiento puso el foco en el CEO de la compañía.

Pero, al ser consultado, el número uno de Exxon minimizó la cuestión y respondió que "no tenía tiempo para estas cosas y este tipo de preguntas". Evidentemente, esta actitud sólo sirvió para ponerse en contra a la prensa y la opinión pública, agravando los costos de reputación para la organización.

En efecto, cuando llega la crisis y los procedimientos normales no ofrecen respuestas, las acciones y actitudes de los líderes pueden hacer toda la diferencia entre una solución satisfactoria o una escalada de los problemas.

Ahora bien, ¿qué clase de líder es más eficaz en una crisis y cuáles son las capacidades esenciales para gestionarla?

Capacidad de identificar los problemas. El mejor "piloto de tormentas" es capaz de detectar, cuanto antes, cuál es el problema real que afecta a la organización, sabiendo diferenciar lo que es importante de lo que no lo es, manteniendo durante y después de la crisis, el foco en las prioridades.

Esto involucra la capacidad de recoger, considerar y analizar la información disponible de las mejores fuentes y poseer la virtud de escuchar con criterio.

Ejercitar la previsión, anticiparse a lo peor. Una de las características esenciales de una crisis es que son inesperadas. No es realista pensar que se puede estar preparado para todos los tipos de crisis que podrían golpear a una empresa.

No obstante, el líder sí puede contar, por anticipado, con cierta planificación de las decisiones que se tomarán paso a paso. El líder debe tener la habilidad de reflexionar sobre la situación y "pensar sobre lo impensable".

Un ejemplo interesante de planificación y de capacidad de anticipación lo dio Jan Carlzon, ex CEO de Scandinavian Airlines. SAS estaba pasando por momentos difíciles, y él consideró que el principal desafío era asegurarse que los cinco millones de pasajeros anuales que volaban con la companía tuvieran "momentos de verdad positivos", en cada momento que experimentaban la marca.

Esta capacidad de anticipación radicó en la visión de que la satisfacción del cliente no era sólo función del departamento de marketing sino una responsabilidad de cada miembro de la organización.

Así, hizo que cada uno de sus empleados fuera consciente del impacto positivo o negativo que podían dar a los clientes, trabajando no sólo sobre las necesidades manifiestas sino también en reconocer aquellas en estado latente.

De esta forma, a mediados de los 80, SAS se convirtió en una de las aerolíneas líderes de Europa.

Ser excepcionales comunicadores. Los líderes en situaciones de crisis deben ser muy claros en la comunicación y en la focalización del mensaje a transmitir, y deben ser muy honestos con la gente: decir claramente lo que van a hacer y por qué lo van a hacer.

La buena comunicación permite convertir al miedo en una acción positiva, inspirando seguridad y confianza en los seguidores y crear un ambiente donde la gente mire hacia delante para solucionar los problemas en lugar de buscar culpables.

La pobre comunicación indica claramente una ausencia de liderazgo y daña enormemente la imagen (como hemos visto en el caso Exxon Valdez). Los diferentes stakeholders quieren y necesitan saberse informados cuando golpea la crisis.

Ser visibles y conectarse con la gente (incluso en el momento central de la crisis). El 19 de abril de 1995 ocurrió un atentado con bomba en un edificio del gobierno norteamericano en Oklahoma.

Inmediatamente, el presidente de los Estados Unidos (en ese entonces, Bill Clinton) se puso al frente de la gestión de la crisis, en mismo lugar del hecho, llegando visiblemente a la gente.

Los mejores líderes para tiempos de crisis, además de ser excepcionales comunicadores, saben conectarse con la gente, dirigiendo los esfuerzos "al frente de la escena".

Preparación para la toma de riesgos. Las situaciones de crisis se caracterizan por su alta incertidumbre. Hay instancias en que los líderes deben tomar decisiones sin toda la información necesaria. Es aquí donde el coraje (con profesionalidad e instinto inteligente) se hace relevante para tomar las mejores decisiones posibles.

Quizá, el costo más alto, por no tener coraje para decidir en momentos críticos, es que el poder de decisión caería en manos de los grupos de interés que hayan sido afectados. Y esta es otra buena razón por la que, en tiempos de crisis, la buena comunicación con los stakeholders es un factor clave de éxito.

Federico Edelstein
Profesor de UADE Business School y del Instituto de Administración de UADE

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