sábado, 21 de julio de 2007

¿Por qué fracasan las campañas publicitarias? Los casos Seinfeld y Burger King

"¡Hemos invertido muchos millones en esta campaña publicitaria! Ya ha pasado un mes y las ventas sólo crecieron un dos por ciento. ¡Es un fracaso!". Claramente, el gerente de marketing sabía muy poco de publicidad...

Jerry Seinfeld es un personaje mundialmente conocido. Su famosa serie de TV cosechó 10 premios Emmy y es considerada por muchos como el mayor hit televisivo de todos los tiempos. Si bien el último capítulo se filmó en 1998, Seinfeld sigue generando más ingresos por derechos de retransmisión que la mayoría de las series nuevas.

Y, sin embargo, en la fecha de su lanzamiento, allá por 1989, parecía un tremendo fracaso para la NBC. Ante un público indiferente, los ejecutivos de la cadena daban por enterrada a la serie. Sin embargo, hubo uno que confió en Seinfeld y logró conseguir el financiamiento para rodar cuatro nuevos episodios. El resto es historia conocida...

En un artículo publicado en BusinessWeek, el experto en publicidad Steve McKee señala que el caso de Seinfeld puede servir como lección para ejecutivos de marketing.

De hecho, muchos creen que una campaña que no da resultados inmediatos es un fracaso y debe ser dada de baja inmediatamente. Pregúntele a la gente de Burger King, que en los últimos 20 años cambió ocho veces sus agencias publicitarias. Es un típico ejemplo del enfoque cortoplacista norteamericano, donde el 60 por ciento de las campañas no llegan al año de vida.

Incluso, muchas buenas ideas mueren antes de nacer. Antes del lanzamiento, la efectividad de los anuncios suele probarse en pequeños grupos experimentales. Es muy común que la reacción de los participantes sea: "Me gustó el comercial, pero no me dan ganas de ir a comprar inmediatamente el producto".

Ahí, típicamente, el gerente de marketing dice al responsable de la campaña: "Gracias por todo, pero probaremos con otra agencia. Necesitamos un aviso que IMPACTE al público y nos brinde un rápido retorno".

Típico error de concepto. Salvo en el caso del modelo Sprayette, las publicidades NO son instrumentos para incentivar la compra inmediata. El público argentino disfruta de los avisos de Quilmes y comentó hasta el cansancio el "hitazo del verano" de CTI. ¿Pero cuántos corrieron a comprar cerveza o cambiar el celular?

Según McKee, sólo cuando los ejecutivos de marketing comprendan el verdadero aporte de la publicidad al negocio dejarán de pedirle peras al olmo. Ni siquiera la campaña perfecta puede incentivar la compra inmediata. Existe algo llamado "ciclo de compra del consumidor" que tiene sus propios tiempos.

Por lo tanto, señala este especialista, la efectividad de una campaña sólo puede observarse en el largo plazo.

Cualquier estrategia de publicidad debe enfocarse como una serie de televisión, donde cada capítulo (o anuncio) va desarrollando progresivamente la historia que se pretende contar (o la imagen de marca que se pretende transmitir).

Por eso fue un verdadero visionario aquel ejecutivo de la NBC que se jugó por Seinfeld. ¿Los primeros tres capítulos no funcionaron? ¡Qué importa! Esto es una inversión de largo plazo. ¡Y vaya si lo fue!

Si usted es impaciente y modifica constantemente la campaña, el público perderá el hilo. Es una de las mejores formas de desperdiciar el valiosísimo (y escaso) presupuesto de marketing.

De la redacción de MATERIABIZ
redaccion@materiabiz.com

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viernes, 6 de julio de 2007

Anécdotas graciosas y Tácticas poderosas

El otro día en el chat utilizado de la tienda de Recursos Para Pymes, dedicado a resolver en tiempo real dudas y consultas, una señora se conectó y realizó una consulta que comenzaba así:

"Tengo un problema dental..."

¿Tengo un problema dental? La primera reacción fue de sorpresa, pero apenas duró un segundo porque no es tan raro. Bueno sí lo es, habitualmente uno no va a un servicio al cliente de una web dedicada al Marketing y la Gestión por un tema de caries, pero esto ocurre por un motivo.

Ese motivo es similar a los aproximadamente tres correos desde que Recursos Para Pymes abrió sus puertas que llegan quejándose de que el servicio ADSL proporcionado (literal) no es bueno, que su velocidad es baja o que ellos querían contratar otra cosa. Y no, Recursos Para Pymes no proporciona servicio de Internet, de hecho no hace nada remotamente parecido, pero esos correos son verídicos...

Esto último me recordó precisamente las peripecias de un proveedor de Internet que podía contar casos similares, como el de una persona que tras conectarse con su flamante servicio visitó una página web de una empresa que no le agradó demasiado y exigió a este proveedor que "la borrara inmediatamente" o aquel que tras contratar el servicio llama frustrado porque no funciona y tras una conversación surrealista el final era algo así como "Ah, ¿pero tengo que tener ordenador para usar Internet?"

¿Qué puede encerrar un problema dental que permita mejorar a alguien dedicado a la gestión y el marketing?

Lo que encierra es una clave fundamental de nuestros posibles clientes que tenemos que entender y asumir siempre y es la de que no tienen ni la más remota idea de aquello a lo que nos dedicamos y que no tienen información perfecta sobre nuestros productos, lo buenos que son y cómo funcionan.

Muchas empresas viven enamoradas de lo que hacen. Su software es mejor que los demás, su producto es superior o duermen menos que nadie para que su servicio sea intachable. Y eso es un problema, porque el amor ciega. Por eso cuando ese producto insuperable no tiene apenas ventas se frustran, se preguntan por qué tanto esfuerzo no es correspondido y no se explican por qué sus clientes potenciales eligen soluciones claramente inferiores y más caras.

Luego vas a sus webs o lees sus folletos y encuentras algo así: "Nuestro software utiliza un núcleo de base de datos enlazadas que aprovecha la potencia de la configuración cliente-servidor...y bla, bla, bla" porque un posible cliente no sigue leyendo y se aburre con todo eso.

Dejando aparte que las anécdotas anteriores son excepciones sí es cierto que por regla general los clientes no tienen ni idea de a qué nos dedicamos, no les importa nada si hemos trabajado mucho o poco para sacar adelante nuestro producto y no se leen de cabo a rabo todo lo que pone en la web, en los folletos o en las instrucciones y menos si parece que estamos hablando para alguien que sabe tanto como nosotros sobre nuestro producto.

Los clientes, en la mayoría de los casos, empiezan desde cero con nosotros y es más, nunca se leen de cabo a rabo lo que pone en nuestras webs, en nuestros folletos o en nuestras instrucciones. He oído constantemente la misma queja de muchas empresas cuando los clientes llaman una y otra vez preguntando las mismas cosas: "¿es que no leen lo que pone en la web? ¿es que no han visto lo que dice el folleto?"

Pues no, y no lo van a hacer. Querer que ocurra eso es no entender que los clientes son así, no leen las cosas, no tienen tiempo para empaparse de toda la información sobre nuestro producto, ya tienen otra ocupada vida aparte de nosotros y sí, van a estar haciendo una y otra vez las mismas preguntas que a nosotros nos parecen tontas.

Pero aún así algunos "no lo pillan", si reciben constantemente las mismas preguntas básicas su solución es quemarse cada vez más, pensar que sus clientes son bobos y atender peor a los que hacen una consulta, cuando en realidad los que son bobos son ellos.

Si un cliente te está haciendo una y otra vez la misma pregunta tonta es obvio que en tus mensajes no estás respondiendo adecuadamente a una inquietud importante para hacer una venta. Tienes escondida la respuesta en la página 50 del manual cuando deberia estar en portada.

Por eso, para mejorar en este tema y conseguir más ventas y más clientes satisfechos he aquí tres tácticas simples pero muy poderosas que se pueden poner en marcha ya.

1.- Hablar un lenguaje que Homer Simpson pueda entender.

Cojamos todas esas palabras que creemos que suenan bien pero en realidad nos dejan como pedantes y cambiémoslas por otras que sean sencillas y transmitan fácilmente lo que queremos decir.

Si nuestros folletos o nuestra web parecen un manual técnico de la NASA vamos mal, nuestros clientes no van a tener tiempo de leerlos y si alguno lo hace no va a entender nada.

Hay que explicar lo que hacemos y los beneficios que proporcionamos teniendo en mente que se lo estamos explicando al protagonista de los Simpson. En esencia esta es la táctica de la Simplicidad.

Cojamos nuestros mensajes, leamos lo que pone en nuestra web, veamos lo que dijimos en nuestra última campaña de mailing ¿lo entendería Homer Simpson?

2.- Vamos directos al grano.

Un cliente quiere saber qué va a obtener con nuestro producto que no vaya a obtener con los demás y lo quiere saber ya.

Si tiene que girar la página para averiguar por qué somos tan buenos la realidad es que nunca llegará a girarla, se va a ir antes, a alguien que le diga qué le ofrece de bueno y no le haga perder el tiempo.

Nadie lee anuncios como hobby, ni tiene en su mesilla de noche los folletos que se ha subido del buzón... es necesario por tanto utilizar la táctica de la velocidad o de la apertura.

Echemos un vistazo de nuevo a lo que hacemos ¿El primer párrafo contiene ya alguno de los beneficios que un cliente va a tener comprando nuestro producto? Porque si no es así, mejor borrar ese primer párrafo.

3.- No utilicemos un tono de vendedor de feria.

Probablemente la estrategia principal del Pack Cómo Conseguir Clientes y lo que mejor se ha visto que funciona para vender es precisamente dejar de ser un vendedor. A la gente no le gusta que le vendan, le gusta que le resuelvan los problemas que tienen y eso es lo que debemos de ser.

Por eso hoy día, con unos clientes cada vez más excépticos y más cínicos (y con razón) cuanto más lenguaje hiperbólico use menos venderá.

Volviendo con nuestros mensajes el mejor enfoque posible es el siguiente, imagine que usted es un asesor en lo que hace, que los clientes tienen un problema y que usted es un profesional que está explicando cómo se lo va a resolver con su producto.

Ese es el tono adecuado, no el del feriante que intenta vender la medicina milagrosa y que cambia respuestas razonadas y claras por exclamaciones, tipos de letra chillones y adjetivos como "maravilloso, excelente, insuperable, etc."

Esa es la táctica de la profesionalidad y la verdad, las tres funcionan. En todos los tests realizados y todos estos años un mensaje que incluya estas tres tácticas bate sistemáticamente a los que no las utilizan.

Y deseando un feliz fin de semana con muchas respuestas a sus mensajes, hasta el próximo envío.

por Boletin recursos para pymes

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jueves, 5 de julio de 2007

¿Cuánto valen sus clientes? Averígüelo y deje de malgastar su presupuesto de marketing

No todos los clientes tienen el mismo valor. El enfoque del "customer equity" permite a la empresa identificar a los más rentables para asignar con la máxima eficiencia su presupuesto de marketing...

Por IESE Insight

Algunos factores clave para el éxito de una empresa suelen ser difíciles de medir. Por ejemplo, la dificultad de cuantificar las relaciones con los clientes hace difícil predecir con precisión cómo afectará al éxito de la empresa en el largo plazo.

Por lo tanto, las empresas suelen resolver este problema dejando de lado estos factores para centrarse en los que se puede medir como, por ejemplo, la dirección del producto. Sin embargo, el problema es que esta manera de proceder hace que las decisiones de marketing sean más subjetivas de lo aconsejable.

La investigación de Julián Villanueva, del IESE, y Dominique M. Hanssens, de la Anderson School of Management de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) demuestra que la medición del valor del cliente puede ayudar a comprender mejor por qué algunos negocios tienen éxito mientras otros fracasan.

El "customer equity" reconoce a los clientes como la principal fuente de ingresos de una empresa. Si se mide el valor presente y futuro de los clientes, es posible entender mejor los resultados del gasto en marketing y, en definitiva, el propio valor de la compañía.

¿Qué es el "valor del cliente"?

El concepto de valor del cliente se comprende mejor cuando se lo compara con otro relacionado, el valor de la marca. Ambos son parecidos en algunos aspectos, ya que tratan de medir el valor intangible de los activos de marketing y tienen como consideración fundamental la fidelidad del cliente. Sin embargo, valor del cliente y de la marca también tienen diferencias significativas.

En primer lugar, el valor de la marca toma al producto como unidad básica de análisis. Por el contrario, como su nombre lo indica, el valor del cliente toma al consumidor como unidad de análisis.

Segundo, el valor del cliente mide los comportamientos observables del consumidor, en lugar de analizar actitudes menos tangibles, como hace el valor de la marca. Como el comportamiento y las decisiones de compra del cliente están directamente relacionados, el "customer equity" permite comprender de forma más precisa las relaciones de causa-efecto que en última instancia impulsan los ingresos.

¿Para qué sirve el customer equity?

Las empresas que no entienden el valor del cliente corren el riesgo de tomar decisiones de marketing importantes sin la información suficiente o adecuada. Así, se vuelven vulnerables a una serie de errores comunes y muy costosos.

Un error típico consiste en asignar recursos para captar clientes que aportan beneficios a corto plazo pero ninguno a largo plazo. Este error es causado por dirigirse a aquellos clientes con más probabilidades de desertar al cabo de poco tiempo.

En segundo lugar, las empresas pueden malgastar su valioso presupuesto de marketing dedicándolo innecesariamente a actividades con poca o ninguna influencia en el comportamiento y las decisiones de compra del cliente.

Un tercer error consiste en concentrarse exclusivamente en los ingresos y otras cifras que parecen prometedoras desde un punto de vista financiero, mientras se ignoran las tendencias negativas en el costo de captar y mantener clientes, unas tendencias que suponen un aviso de alarma que de otra manera pasa desapercibido.

Por último, incluso una bienintencionada inversión en las costosas plataformas de gestión de las relaciones con los clientes (CRM) puede acabar saliendo muy cara si los beneficios no se materializan porque no se sabe muy bien cómo utilizarlos para aumentar el valor del cliente.

Precisamente, el "customer equity" brinda información sobre qué tipos de clientes son los más valiosos, de dónde procede su valor y cómo mantener relaciones duraderas. En cada uno de estos casos se trata de determinar los niveles óptimos del gasto total en marketing, así como la manera más efectiva de asignar el presupuesto con la vista puesta en maximizar los beneficios en el largo plazo.

Las tres acciones fundamentales del "customer equity"

En primer lugar, la empresa debe identificar a sus mejores clientes, partiendo de la base de que no todos tienen el mismo valor. Aunque todos los clientes producen ingresos mediante sus compras, los mejores también contribuyen aportando nuevos clientes y, por tanto, nuevos flujos de ingresos. Justamente, los clientes de mayor valor son aquellos que impulsan el "boca a boca".

La segunda acción es la retención de clientes, es decir, su fidelidad. Los costos diferenciales que exige el mantenimiento de los clientes contrarrestan una parte de los ingresos que aportan. Sin embargo, es más costoso captar un nuevo cliente que retener uno que ya se tiene.

La tercera acción, las ventas adicionales, se centra en el potencial por explotar de cada uno de los clientes a través de la venta cruzada y el aumento del volumen de compra.

Aunque estas consideraciones ya bastan para demostrar la utilidad del valor del cliente, todavía deben estudiarse más a fondo algunos aspectos, como la manera en que los modelos sugeridos responden a distintos tipos de competencia. La investigación actual parece ir en la dirección correcta, por lo que estos vacíos no tardarán en llenarse.

De IESE Insight para MATERIABIZ

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Recursos humanos en empresas nacientes: mitos, realidades y algunos consejos...

El entrepreneur se enfrenta a una gran incertidumbre a la hora de gestionar su personal en los primeros días del proyecto. Veamos algunos datos para orientarlo en sus decisiones de recursos humanos...

Año tras año, algunos pseudo gurúes del management publican libros (generalmente destinados a un mercado masivo) donde prometen la "receta infalible para triunfar en la jungla empresarial" o la vía para convertirse de un niño pobre en un padre rico.

Estas obras prometen, en unas 200 páginas, un plan integral (generalmente construido sobre anécdotas) para que cualquiera pueda convertirse en un líder de la industria.

Las escuelas de negocios, por su parte, también pretenden ofrecer consejos para el éxito empresarial. Sin embargo, su enfoque es completamente distinto. En lugar de brindar recetas universales, se conforman con realizar investigaciones puntuales sobre temas concretos que cada emprendedor debe atravesar en su camino hacia el éxito.

Y, en este marco, una investigación de la Stanford Graduate School of Business brinda algunos enfoques sobre las políticas de capital humano más apropiadas para empresas nacientes. Lo bueno es que, en lugar de las investigaciones anecdóticas de los libros de consumo masivo, esta investigación tiene un sólido respaldo empírico.

Dos profesores de negocios recopilaron, durante ocho años, información sobre la evolución de una serie de indicadores de 170 nuevas empresas de Silicon Valley. Los expertos de Stanford sometieron a estos datos a una batería de tests econométricos y llegaron a una serie de conclusiones que, en algunos aspectos, desafían nuestra sabiduría convencional.

1) La diversidad en los equipos de trabajo

Suelen existir dos posturas sobre las ventajas de la diversidad en los equipos de trabajo. Algunos creen que más diversidad equivale a mayor amplitud en las perspectivas y, en última instancia, mayor creatividad.

Otros, por el contrario, esgrimen que, en un grupo de trabajo diverso, cada miembro intenta ser "políticamente correctos" para evitar ofender a sus colegas. De esta forma, muchos se guardan sus buenas ideas, y la creatividad del equipo se resiente.

En base a su análisis de los datos, los investigadores de Stanford encontraron evidencias para respaldar la primera hipótesis. A mayor diversidad en el background de los fundadores y top managers, mayor creatividad y mejores resultados financieros.

2) ¿El mito de la rotación de personal?

Suele decirse que la rotación de personal es negativa para cualquier empresa. En efecto, un empleado que se va es un empleado que se lleva parte del conocimiento organizacional. Para la empresa, esto significa invertir tiempo y dinero en capacitar a su reemplazante.

Sin embargo, sostienen los investigadores de Stanford, los datos señalaron que la rotación no es necesariamente negativa. De hecho, las empresas con mayor rotación tenían más probabilidades de crecer gracias a la incorporación de nuevos empleados con ideas frescas.

Aunque, por otro lado, es cierto que la salida de miembros de la organización genera un impacto negativo sobre las operaciones corrientes. En este aspecto, advierten los expertos de Stanford, la clave es hacer comprender a los antiguos empleados que los nuevos contratados vienen para crear valor (y no para reemplazarlos).

3) ¿Cuándo debe irse el fundador?

En las pequeñas empresas con altas aspiraciones (como suelen serlo en Silicon Valley), la actitud del fundador frente al crecimiento de la empresa suele ser clave. En efecto, los fundadores de start-ups suelen ser visionarios con un irresistible empuje para concretar su visión.

Sin embargo, no siempre son las personas adecuadas para liderar una empresa que ya alcanzó cierta envergadura. Por lo tanto, llega un punto en que deben dar un paso al costado y dejar a la compañía en manos de managers profesionales. Desde luego, esto no es tan sencillo. Al fin y al cabo, el fundador se defiende: "Yo fundé el negocio. ¿Ahora me dicen que no puedo manejarlo?"

En algunos casos, la actitud inflexible puede hacer naufragar el proyecto. En otros, principalmente cuando hay capital de riesgo involucrado, la situación es aún más delicada. Los inversores, en muchos casos, terminan forzando la salida del entrepreneur como una forma de salvar el negocio y expandirlo a nuevos horizontes.

De la redacción de MATERIABIZ
redaccion@materiabiz.com

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Los ingenieros también lloran: el nacimiento de un nuevo paradigma en logística

La mayoría de los modelos de operaciones suponen agentes perfectamente racionales que deciden en base a una fría evaluación de los datos disponibles. Sin embargo, se está formando un nuevo paradigma que tiene en cuenta las emociones como una nueva variable logística...

El modelo tradicional del management heredado de los tiempos tayloristas suponía agentes perfectamente racionales cuyo comportamiento podía moldearse sencillamente a través de la aplicación de incentivos monetarios. Así, si usted pretendía que sus empleados realizaran una determinada acción, no tenía más que ofrecer un bonus salarial en la dirección deseada.

Sin embargo, con el tiempo, los académicos fueron comprendiendo que la realidad no era tan sencilla. De hecho, por más que se aumentara el incentivo monetario, muchos individuos seguían resistiéndose a ejecutar la acción esperada.

Así, en diversas áreas del management, gradualmente se fue imponiendo una visión conductista, que incorporó al análisis la influencia las estructuras cognitivas de las personas. De esta forma, las emociones se colaron en un terreno que, hasta entonces, había sido monopolizado por la razón.

No obstante, más allá del cambio de enfoque general, hubo un área de la empresa que permaneció casi inalterada: las operaciones.

En cierta forma, parecía como si los ingenieros (muy abundantes en la gestión de la supply chain) no tuvieran emociones ni fueran objeto de los mismos condicionamientos medioambientales que los demás miembros de la organización.

Así, los investigadores de supply chain management siguieron insistiendo en la elaboración de modelos matemáticos bajo el supuesto de agentes racionales que toman racionalmente las decisiones tras considerar fríamente todas las variables que afectan al proceso de producción y distribución de los bienes.

Sin embargo, según una investigación de Harvard Business School, la confianza ciega en los modelos tradicionales suele generar errores en la aplicación a los procesos corporativos reales.

Los sesgos cognitivos de los gerentes del área distorsionan su interpretación de los datos y los lleva a cometer errores de gestión que pueden ir desde un sistemático exceso de stocks hasta costosas ineficiencias en el manejo de la red de distribución.

En este marco, los investigadores de Harvard proponen la creación de un nuevo paradigma para la gestión de operaciones, un paradigma que tenga en cuenta los sesgos emocionales que afectan a la interpretación de la información y el peso de los marcos cognitivos sobre la toma de decisiones. Así, sostienen, podrían corregirse muchos errores que suelen afectar a las decisiones logísticas.

Desde luego, la supply chain conductista es todavía un campo de investigación en pañales. Seguramente, todavía faltan varios años para que las nuevas teorías se conviertan en consejos concretos para la gestión de las operaciones. Por ahora, lo único seguro es que se avecina un profundo debate entre los expertos en logística.

De la redacción de MATERIABIZ
redaccion@materiabiz.com

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