miércoles, 22 de abril de 2009

Videoconferencias última generación: casi un holograma

Las videoconferencias tradicionales abundan en molestos "delays" de sonido e imágenes de baja calidad. Una nueva tecnología permite celebrar una conferencia virtual como si usted tuviera a su interlocutor al lado suyo aunque esté a miles de kilómetros de distancia...

El ejecutivo típico de las décadas del '80 y '90 vivía prácticamente arriba de los aviones. Negociación con proveedores en Kuala Lumpur, reunión con el equipo de trabajo en Londres y "roadshow" ante clientes en los Estados Unidos. En medio de la gira global, le cantaba a su hija el feliz cumpleaños por teléfono y se perdía sistemáticamente los partidos de fútbol de su hijo.

Hacia finales de los '90, los avances en telecomunicaciones popularizaron las videoconferencias. Así, el cansado ejecutivo con miles de millas aéreas en su haber creyó que finalmente podría encontrar algo de descanso. En efecto, ahora podría mantener reuniones virtuales con otros continentes sin moverse de su oficina.

Pero las desventajas comenzaron a aflorar pronto. Las videoconferencias tradicionales abundan en molestos "delays" de sonido. Y no es lo mismo interactuar a través de una webcam con un monitor de 15 pulgadas que tener al interlocutor sentado frente a usted.

Para algunos, parecen detalles insignificantes. Pero, para otros, constituyen obstáculos irremontables. En negociaciones cruciales, la lectura del lenguaje corporal es fundamental para tomar decisiones en milésimas de segundo en un marco de altísima presión.

Sin embargo, antes de volver a preparar las valijas, conozca la última tendencia en videoconferencias que nos presenta un artículo de The Economist. El concepto se llama "telepresencia" y ya está siendo comercializado por empresas como HP y Cisco.

Básicamente, es una revolución tecnológica con el objetivo de incrementar el realismo de las videoconferencias hasta el punto en que los participantes puedan llegar a olvidar que se encuentran en continentes separados por miles de kilómetros.

En efecto, con la telepresencia, usted puede captar el lenguaje corporal de su interlocutor, desde tics casi imperceptibles hasta los temblores en la voz. Incluso, los "delays" en la conversación son tan insignificantes que usted puede interrumpir al otro como si lo tuviera enfrente.

Esta maravilla de la comunicación es resultado de un radical aumento en la velocidad y calidad de transmisión y la instalación de pantallas gigantes donde usted puede observar a su interlocutor en tamaño real (básicamente, el paso siguiente sería directamente un holograma).

Ahora bien, hablemos de números. ¿Qué se necesita para implementar esta maravilla virtual?

Las videoconferencias tradicionales pueden hacerse con unos pocos dólares. Basta con una computadora, una conexión a Internet, una webcam y un micrófono.

No obstante, la telepresencia implica un salto cualitativo. Es necesario acondicionar una habitación con televisores de alta definición, cámaras y micrófonos de última generación.

HP cobra 350.000 dólares por la instalación del sistema más unos 18.000 dólares mensuales en concepto de mantenimiento. ¿Le parece demasiado? Pida presupuesto en Cisco, que ofrece un servicio similar por apenas 299.000 dólares.

Si bien las cifras están lejos del alcance de la mayoría de las empresas, quizá toda gran corporación debería, al menos, considerar el asunto. Contra unos pocos cientos de miles de dólares que cuesta la instalación del sistema de telepresencia, ¿cuánto podría ahorrarse en tickets aéreos, hoteles y demás gastos de viajes?

Y piense también en los ejecutivos que pasan muchos días por mes viajando por el mundo visitando clientes. La telepresencia puede ser la vía anhelada para un mejor balance entre vida laboral y familiar.

De la redacción de MATERIABIZ

redaccion@materiabiz.com

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